Estos días he vivido una experiencia super interesante y enriquecedora. Todo lo que ha pasado desde que Marta me avisara que me había propuesto como invitada al Handmade de este año, ha sido una verdadera locura.
Ya conoces a Marta de los directos, ¿verdad? Pues a finales de enero me dijo que había rellenado una encuesta, que les habían hecho llegar a los asistentes del año pasado, dónde les preguntaban si conocían a artistas y artesanos que usasen técnicas japonesas. ¡Pues ella puso mi nombre!
Tal vez no fue la única, así que desde aquí, mil gracias a todas las que me propusisteis para que fuera a representar a los amigurumis, porque después de esa encuesta me contactaron para ofrecerme la posibilidad de estar en el Handmade. ¡Yo aluciné! De verdad que no me creía que me estuviera pasando a mí.

Una vez pasado el susto y aclarado todo lo que tenía que hacer, empezó el tiempo de logística. ¡Madre del amor hermoso, todo lo que se tiene que hacer, preparar y cumplimentar para ir a un festival de ese calibre! Pero valió la pena.
Además salí totalmente de mi zona de confort conduciendo yo sola, y cargada hasta los topes, los ciento ochenta quilometrillos de nada que me separan de Barcelona. Pero esto de llevar el coche por una ciudad que no conocía de nada no me tenía que frenar. ¡Lo hice!
El jueves salí de Lleida a las tres de la tarde y a las seis, después de perderme por las calles en obras de Barcelona, ya estaba descargando.
En el plano debía ocupar un sitio, pero cuando llegué vi que en ese lugar estaban montando mesas. A última hora se decidió un cambio de ubicación. A mí me pareció estupendo, porque en lugar de tener el último stand de la parte de Japón, al que se debía ir expresamente, me pusieron la primera. Así, lo primero que vería todo el público con sólo entrar serían nuestros amigurumis.

La lástima fue que en el plano que se entregaba al inicio no salía este cambio, así que las que vinisteis os costó encontrarme, porque hasta yo os había dicho que estaría al fondo a la derecha, pero no.
Me encantará seguir contándoos mil anécdotas más como esa, porque significará que sigo moviéndome para que la gente conozca más nuestro mundo y eso es de lo mejor que nos puede pasar. Que nos conozcan, que nos valoren y que les guste nuestro trabajo.
Los tres días de exposición y talleres fueron la bomba. Conocí a muchísimas personas interesadas por aprender a tejer amigurumis. Todas, sin excepción, se dieron cuenta que eso no era tan fácil como parecía y que nuestro arte es de admirar por la paciencia y pasión que le ponemos.

Hice seis talleres, cinco de ellos fueron para principiantes sin experiencia en el tejido y uno solo para las que ya sabían.
Llené al completo y con lista de espera todos los talleres para principiantes, el taller para avanzadas tuvo una sola asistente.
¡Y por supuesto me vinisteis a ver algunas de vosotras!
Vino Cecilia que coincidió con Marta y Mariluz. Marta y su hermano se quedaron conmigo mientras Mariluz nos encontraba, que eso de que mi parada no apareciese en el plano era un poco lioso.
Las dos reinas son de lo más encantadoras del mundo mundial y después de mis repetidas quejas que el ganchillo que uso ya estaba roñoso, cada una y por su cuenta, decidió hacerme un regalo. ¿Adivinas cual?

¡Pero cuánto os quiero, mis reinas! ¡Sois la bomba!
Marta se tuvo que marchar, pero Mariluz se quedó conmigo y me echó una mano en el taller. Cuando terminamos comimos juntas en la misma feria.
Fue, como siempre, todo un placer.
¡Ah! El mismo viernes también me vino a ver Conchi. Sí, sí, esa Conchi que tu ya conoces y que cuando entra en los directos todo el mundo la saluda, porque es una compañera youtuber https://www.youtube.com/@conchigurimiscrochet9615/ Pues sí sí, ella, su marido y su hija, majísimos todos. Me encantó conocerla en persona y hasta me hizo un regalito de uno de sus huevos de pascua. ¡Que ilu! (los tienes en su canal de youtube)
Me dijo, que si tenía tiempo haría un blog del Handmade. Tengo ganas de verlo, porque la verdad es que no tuve un momento para dar una vuelta como tocaba por el festival, sólo de mi stand a los talleres, a comer y al baño y eso que compartíamos espacio con un festival de sexualidad femenina que me hubiera gustado visitar, pero no hubo tiempo ninguno de los tres días.
El sábado tampoco estuve sola, quedé con unos amigos a tomar algo por la zona. Allí eché de menos al marido. Siempre que ellos vienen a Lleida, o nosotros a Barcelona salimos los cuatro, pero bueno, luego le llamé para contarle los chismes, ji-ji.
Por supuesto el domingo también vino Marta, otra Marta, esta de Lleida, que no sabía que además de venderle los Sinfonía, también daba clases. ¡Que gracia!
Me encantó estar acompañada. Muchas gracias a todas. De verdad. ¡Mua!
¿Qué he aprendido? Que aunque pensemos que todo el mundo sabe tejer, no es cierto. Todavía somos pocas las que podemos decir y con muchísimo orgullo, que nuestra afición es minoritaria y sólo para personas con verdadera pasión.
Me quedo con que todavía nos tenemos que mover muchísimo más y hacer todavía más ruido para que todo el mundo conozca y valore nuestro arte.
También me quedo con que las cosas gratis son casi un tesoro que todo el mundo busca desesperado y que si lo encuentran de casualidad, hasta se sorprenden.
Digo esto porque me pasó que dos grupos de mujeres se pelearon entre ellas para estar por delante en la lista de espera. ¡En la lista de espera! y todavía discutían si eran las quintas o las sextas en entrar en lista. ¡Increíble! Por supuesto no entró ninguna de ellas.
Por otro lado a los que les ofrecía el curso online gratis que tengo a la disposición, se quedaban tan sorprendidos y agradecidos, que hasta les cambiaba la mirada. ¡Eso sí que era bonito de ver!
Por supuesto he reforzado la idea que adoro enseñar a tejer. Me lo paso tan bien explicando y viendo cómo evolucionan mis alumnos que me parece la cosa más maravillosa del mundo.
También fue bonito conocer a los artistas que coincidieron conmigo en los talleres.

https://www.instagram.com/viviki_artesania_japonesa/ Una mujer encantadora, además con raíces Lleidatanas, con la que conectamos desde el minuto cero. Algo haremos con Silvia, porque sus bordados japoneses son ESPECTACULARES.
https://www.instagram.com/petit_japo/ Me pareció una mujer totalmente hipnótica. Su manera de actuar, de moverse, de vestir, cada día con un kimono distinto y esa sonrisa tan hospitalaria. Me cautivó.


https://www.instagram.com/nagatayakyoto/ ¡Que caballero más encantador! Con el mal rato que le hice pasar en su taller de dibujo japonés, donde debían estar todos concentrados y yo, al lado, con mis gritos y aspavientos. Aun así, el sonreía y decía que no pasaba nada. Me encantó conocerle y ver como dibujaba sobre papeles enormes era tremendamente impactante. Creo que he hecho un amigo. Como poco, seguro que se acordará de mi por mucho tiempo.
También agradecer a mi contacto en el Handmade Jesica, toda una profesional con un reto impresionante que llevó a cabo como si nada. ¡Un besazo guapísima!
También conocí a Arancha, otra andaluza rumbosa de la organización, que me encantó y que me ayudó con mil chorradetas, como con el cable de la luz, que no me llegaba al nuevo puesto. ¡Que maja!
Y no te lo pierdas, como tenía el puesto frente a la puerta, pues también charlamos con los de seguridad y los chicos que repartían los folletos y los planos. ¡La cosa era pasarlo lo mejor posible mientras trabajábamos!
Si tengo que hacer un resumen corto es que estoy encantada de haberme animado a aceptar ese reto, que a ratos me decía que no podría asumir, pero que se ha logrado y ha salido todo la mar de bien.
Ahora sí, que nadie me pregunte por el dinero que me he dejado en Barcelona, porque no quiero ni pensar en empezar a pasar cuentas… ¡Eso no importa! La experiencia se tenía que vivir y me ha encantado.
Es que además del hotel, la comida y el transporte, ¡Se me estropeó el teléfono! Por eso no hubo demasiadas historias ni en insta ni en face, porque no podía cargarlo. El sábado al mediodía lo llevé a que me lo limpiaran y ya funciona, pero con el rollo, también se me había estropeado el cargador. ¡Festival!
Para más inri, llego al stand, toda satisfecha, con el teléfono reparado y… ¡Chas! ¡Se me rompe la pata de la gafa!
Por suerte llevaba las de repuesto y pasé el resto de la feria con las gafas metálicas.
Ya ves, me quejo de minucias y lo importante es que he vivido una experiencia que recordaré por muchos años.
¡Ya quiero repetir! ¿A qué otra feria me invitan? ¡Que yo me apunto!